Vine por la ladera de tus ojos
a cosechar lumbres
a hundirme
a naufragar
a machacar la noche
a beberme un sorbo de estrellas,
pero me tardé tanto en el camino
que los cabellos se volvieron invierno
la piel un orgullo herido
la manos torpes marionetas
las piernas un engranaje oxidado.
La lentitud se apodera de tu cuerpo
del mío
del fulgor de las miradas.
Nos perdemos decididamente en este invierno.
Marisa Zweifel R.
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